domingo, 8 de mayo de 2011

Otro episodio sincrónico...

Ya hemos hablado de la sincronía y cómo nos sorprende todos los días cuando creemos en ella. Nos demos cuenta o no, siempre está funcionando.

Como buen soltero que soy, me toca ir periódicamente a algún supermercado por cosas que siempre se necesitan. En este momento estoy en una laaaaarga cola para pagar en caja... y como siempre desde hace algún tiempo, no es motivo de ningún tipo de frustración o molestia: hay que hacer lo que hay que hacer y por hoy debo que esperar de buena gana en la cola.

Ando un poco distraído pensando en miles de proyectos y no me fijo que dos señoras se meten a la cola delante de mi (esto es algo usual en la cultura de mi país del tercer mundo, donde a veces se cree que "hay que ser vivo" aprovechándose de los demás) con la típica expresión de no haberse enterado que yo estaba ahí. Causándome más gracia que enojo, "por alguna extraña razón" decido pasarme a la cola de la caja de al lado, igualmente larga.

Sigo absorto en mis pensamientos y cuando me doy cuenta, la gente que está delante de mí en la cola está moviéndose a una tercera caja que estaba cerrada y acaba de empezar a funcionar. En lugar de correr tras ellos permanezco en mi cola, donde ya sólo habemos dos personas: un señor con una enorme canasta de cientos de cosas, y yo.

El señor al ver que yo llevo muy pocas cosas me dice: si quiere pase usted primero, porque lo mío es mucho... jajaja ¡simplemente genial! Es decir, mis pensamientos conectaron con las señoras, la gente de la cola, la cajera que abrió la otra caja, el señor de la carretilla con el montón de cosas y quien sabe con cuanta gente más en un complejo y feliz momento sincrónico.

Y así pasé de estar al final de una larga cola de gente directamente a la caja sin hacer ningún esfuerzo. Mientras salía del supermercado con mis bolsas, no pude más que volver a ver a las dos señoras que me quitaron el puesto, regalándoles mi mejor y más radiante sonrisa de gratitud, deseándoles sinceramente una feliz experiencia al final de la cola...

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