miércoles, 20 de abril de 2011

Soñar como niños.

Tengo apenas 10 años y leo las tiras cómicas del periódico. Paso las páginas y llego a una sección especial en la que se habla de Quino, el creador de Mafalda. A mis 10 años me doy cuenta de que hay gente en el mundo cuyo trabajo es inventar personajes e historias y dibujarlas para el deleite de miles de personas alrededor del mundo. Y en este momento quiero ser un caricaturista.

Tomo lápiz y papel e invento personajes, hago chistes que nadie entiende, me toca explicarlos una y otra vez, me imagino a mí mismo dando una entrevista en el periódico sobre mis personajes, trabajo... y al final me aburro, porque a fin de cuentas todo es un juego.

Cuando somos niños, creemos que nos basta simplemente desear ser algo para conseguirlo. No lo dudamos. Tenemos miles de visiones de nosotros mismos siendo grandes. A mis 10 años me imagino siendo zoólogo, arquitecto, caricaturista, dibujante de Disney y hasta compositor de orquesta sinfónica. Nunca me pregunto cómo se hace para llegar a ser todo esto. Ignoro si en mi país existen escuelas que formen al respecto, el costo, las posibilidades de mis padres...

Estamos convencidos de que basta decidir qué queremos ser, para llegar a serlo. ¿Porqué esto tiene que cambiar?

En El Nuevo Testamento, como en otros libros religiosos y espirituales, se nos habla de ser como niños. Sin profundizar demasiado en eso, por simple sentido común podemos encontrar algunas acciones infantiles que pueden hacernos mejores en todo sentido:

¡Sueña! Nacemos programados para soñar y cumplir nuestros sueños. Todos como niños experimentamos eso, nunca dudamos. Y luego se nos convence de que no es así, que hay que luchar para conseguir cosas, la vida no es un juego. Hace unos días llamo a mi hermana para invitar a mi sobrino de 5 años al cine. Cuando ella le informa sobre mi invitación, el le dice algo que me dejó asombrado: "mamá..." dice con cierto misticismo "yo hoy soñe que venía mi tío e íbamos al cine" Recuperemos la constumbre de soñar como lo hacíamos en la niñez, y de seguro uno de esos sueños se hará realidad.

¡Asómbrate! Cuando niños, todo nos parece asombroso. Vivimos cada día como una aventura y somos capaces de vivir el presente con gran intensidad, sin preocuparnos mucho de lo pasado o de lo que vendrá.

¡Pregunta! A los 8 años nos encanta preguntar. Preguntamos sin miedo, tenemos un genuino deseo de saberlo todo. Luego empezamos a creer que hay cosas que no deben preguntarse, o personas a las que no somos dignos de preguntar nada. Recuperemos esa sed de saber cómo funciona todo, y nos asombraremos de que tan lejos podemos llegar.

¡Pide! Cuando niños no tenemos miedo de pedir. Y lo hacemos de una forma tan natural y simpática que muchas veces conseguimos lo que pedimos. ¿Por qué eso debe cambiar? Pide sin miedo, con amabilidad y naturalidad cada vez que sientas que mereces algo y de seguro lo obtendrás.

¡Comparte! Cuando niños obtenemos muchas cosas sin dinero. Intercambiamos las tarjetas del álbum de moda, tazos, taparroscas, hacemos colecciones de juguetes simplemente intercambiando lo que me sobra con lo que a ti te hace falta. Te sorprendería saber lo que algunos adultos han logrado recordando juegos de niños. ¿Alguna vez jugaste "más grande o mejor"? es un juego en el que tú tienes un objeto que ya no quieres y vas visitando amigos de uno en uno, haciendo intercambios. Lo que tu amigo te dá a cambio de tu objeto debe ser más grande o mejor. ¿Divertido no? Pues te recuerdo la historia de aquel joven de Vancouver que consiguió una casa con un simple clip rojo, utilizando este juego en internet.

Hay muchas cosas que aprender de los niños y de seguro tú sabes otras más. ¡Haz tu aporte! Por mi parte, en este momento tengo apenas 10 años y estoy a punto de dormir. Mañana será otro día para soñar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario